los pintores callejeros
Andrés Redondo Mercader (1976), más conocido como Crackfifteen, y Mercedes Bayón Muñoz (1982), mejor conocida como Mias, son dos grafiteros torrejoneros que llevan décadas pintando los muros de la ciudad. Influenciados por el boom grafitero que sufrió Torrejón en la década de 1990, ambos comenzaron a dibujar acompañados del resto de artistas callejeros que había en la época. A través de sus propias experiencias describen cómo era la escena graffiti a finales de los años 90 y principios de los años 2000, cómo ha cambiado la visión popular hacia esta modalidad artística y la gran evolución que ha tenido en la ciudad. En un ejercicio de introspección, los artistas reflexionan sobre la cultura Hip-Hop, la importancia del graffiti femenino y la realidad de esta expresión pictórica.

Mundialmente conocido y presente (en mayor o menor medida) en la mayoría de ciudades del mundo, el graffiti se conoce como la pintura libre de letras o dibujos en espacios urbanos, principalmente en paredes o trenes. Se caracteriza por su práctica con botes de spray y tiene como objetivo llamar la atención al espectador con sus provocativas formas y colores. De una manera similar al nacimiento del rap, el graffiti surge como uno de los cuatro elementos de la cultura Hip Hop: Rap, DJing, Breakdance y Graffiti; lírica, música, danza y pintura urbana, respectivamente. Esta expresión artística tiene su comienzo en la ciudad norteamericana de Filadelfia a finales de los años 60 y tuvo su evolución y más amplio crecimiento en Nueva York. Allí, a la par que el rap, creció de la mano de la cultura Hip-Hop que sufrió un gran desarrollo en las décadas de 1970 y 1980 en la ciudad. Los escritores de graffiti comenzaron a escribir sus nombres en las calles de Nueva York y rápidamente se erigió como una forma de protesta y reivindicación de las clases inferiores de la sociedad. Se popularizó en los suburbios de Nueva York, siendo ampliamente practicado por la población afroamericana y latinoamericana de barrios como El Bronx o Harlem.
Fuente: Archivo Municipal de Torrejón de Ardoz
En España el graffiti tuvo su desarrollo en los años 80. En plena movida madrileña muchos jóvenes comenzaron a llenar las paredes de la capital de pintadas. Lo que comenzó como una expresión de arte callejero se convirtió rápidamente en una forma representativa de marcar territorio.
Juan Carlos Argüello, más conocido como Muelle, fue el grafitero más reconocido de la época. Con una práctica de graffiti “responsable”, pintando muros alejados de la población, Muelle fue ganando relevancia por la calidad de sus piezas artísticas. A raíz de su característica forma de firmar surgieron muchos otros grafiteros en Madrid, los denominados flecheros. Se caracterizaban por la inclusión de flechas en sus nombres y por desarrollar un estilo de graffiti autóctono y desligado del neoyorkino, de ahí que muchos de los pintores no tuvieran vinculación con la cultura Hip Hop.

Fuente: Ayuntamiento de Madrid

De forma completamente diferente a los grafiteros de la primera oleada, los artistas que emergieron a principios de los años 90 desarrollaron un estilo mucho más similar al estadounidense, en concreto al practicado en Nueva York. De la misma manera, el graffiti en España comenzó a tener una vinculación directa con el rap y la cultura Hip Hop, como ya tenía desde el inicio en EE.UU. El graffiti se convirtió en un fenómeno decorativo en la gran mayoría de los núcleos urbanos de España y comenzó a ganar popularidad y reconocimiento hasta nuestros días.
“Allá por el año 1994/1995 todos los fines de semana había alguien pintando en Torrejón siempre”, recuerda Crackfifteen, grafitero torrejonero desde 1993. Él formaba parte de la “segunda oleada” de grafiteros de Torrejón de Ardoz, que ya tenía gran vinculación con el graffiti desde la década de los 80. “No había Internet, en televisión no salía nada de graffiti, apenas había revistas o libros al respecto, por lo que la única inspiración que teníamos era lo que pintaba el de al lado”, explica Crackfifteen sobre la visibilidad del graffiti en la época.
Fuente: Elaboración Propia

Las influencias americanas, tan presentes en la ciudad, hicieron del desarrollo del graffiti una práctica popular entre los jóvenes seguidores de la cultura Hip-Hop. Ya desde entonces se reunían en determinadas partes de la ciudad para poner en práctica su arte en los llamados “territorios graffiti”, donde los artistas podían pintar libremente las paredes. “En Torrejón siempre se ha llevado el graffiti ilegal, pero también pedíamos permiso a los dueños de las naves industriales para pintar sus fachadas”, declara Mias, una de las únicas grafiteras de la ciudad. Ella pinta graffiti desde 2003 y aclara, que aunque en España hay grandes grafiteras, en Torrejón “ni hay muchas ni ha habido muchas”. “Siempre les he hecho ver a los hombres que soy igual que ellos”, concluye la artista.
Fuente: Archivo Municipal de Torrejón de Ardoz
Hoy en día el graffiti es una de las señas de identidad de Torrejón, ya que casi 100 murales inundan las calles de la ciudad bajo el marco del Plan de Mejora Estética de la localidad. Esta iniciativa, puesta en marcha por el ayuntamiento local, reserva determinados muros de la ciudad y los dedica a la realización de pintura callejera. Aunque su visión pública sigue siendo algo controvertida, la pintura urbana ya es parte activa de Torrejón. Cuenta con la aceptación de grandes sectores de la sociedad y es ampliamente reconocida como una modalidad artística.
Galería fotográfica Javier Vendrell Camacho / Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz
Mágico Fin de Fiesta Crew - Crackfifteen












